En mi graduación 1.0

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Viviendo la vida a tope

11 nov 2013

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE CELIA

Mamá dice que mis fans se quejan de que soy un poco egocéntrico y que sólo hablo de mí.
"Claro Mamá" - respondo yo. ¡¡¡¡Es mi blog!!!
"Ya claro, cariño, pero este blog no lo podrías hacer igual si no tuvieras el apoyo de mucha gente" - me responde ella.

Y ¿sabéis qué? Es cierto. Yo no estaría aquí ni sería quien soy sin el apoyo de mucha gente. No sé dónde estaría ni cómo sería, y la verdad es que no me importa. Estoy aquí, soy como soy y tengo mucha gente a mi alrededor que me quiere y es hora de hacerles mi pequeño reconocimiento. Y quiero empezar con Celia, mi hermana, mi bella y paciente hermana.

Celia es FANTÁSTICA. Es la mejor hermana que me podía tocar. Celia era así cuando yo decidí empezar a dar guerra. Aquí tenía más o menos la misma edad que yo ahora y se parece mucho a mi ( no puedo evitar sacar mi vena egocéntrica, jaja)


Le hizo mucha ilusión saber que iba a ser hermana mayor aunque aquí no lo parezca

En ese momento creo que Celia decidió que tenía dos opciones: Luchar contra los "elementos" (los cuales se reducen a uno, es decir, yo) e ignorar que existía, o quererme incondicionalmente y cuidarme y ayudarme como buena hermana mayor. Puedo asegurar que decidió bien.

Los dos crecimos y compartimos un montón de momentos. No recuerdo malos. Solo buenos y menos buenos.



Y en esos primeros meses recuerdo nuestras risas y nuestras ganas de estar juntos.

Después llegó el DDD (Día del Diagnóstico Detestable) y Mamá le explicó a Celia lo que me pasaba con un cuento precioso que a veces suelo recordar y que se llama el truco mágico de Sophia.

Celia lo entendió fenomenal y nunca me ha hecho sentir raro, pero sí especial. Me anima, me aplaude, me da mimos y me ayuda. Ella es gran parte de mi motor a la hora de hacer cosas nuevas. Me encanta imitar todo lo que hace y cuando me pongo nervioso y no me sale le tiro del pelo. La pobre siempre aguanta mecha y no se queja, aunque sé que alguna vez le he hecho saltar alguna lagrimilla.

 



Creo que el éxito de Celia para ser la mejor hermana del mundo ha radicado en dos principios básicos:

  • Ha sido capaz de "naturalizar" mi diferencia, ser consciente y entender que no hago las cosas que hacen los niños de mi edad y dar más importancia a disfrutar de las cosas que hago ahora , reconocer y valorar cada cosa nueva que consigo, cada momento, cada presente.

  • Celia es grande como hermana, pero también grande como persona. Celia no ha dejado de ser ella misma y sigue haciendo las cosas que le gustan, lo cual le hace ser feliz y transmitirme esa felicidad. Y esto es la mayor lección que se puede dar. Que si quieres querer, primero te tienes que querer a ti mismo. Que si quieres ayudar, primero tienes que aprender cómo. Que si quieres enseñar autonomía, primero tienes que aprender a ser autónomo tú. Que si quieres engrandecer a una persona primero tienes que ser tú mismo grande. 

Y así que doy gracias a Celia, por ser cómo es, por ser mi hermana y mi ejemplo a seguir y uno de mis grandes apoyos para seguir "caminando" con pie firme por la vida.