Ayer mamá leyó un artículo en el blog de 20 minutos que se llamaba:
El artículo nos resultó interesante. Es una reflexión de una persona con discapacidad sobre el sentimiento que a ella le genera estas tres expresiones, y cómo se encuentra más cómoda a la hora que la definan.
Hay una frase que me parece significativa y dice: "No soy menos válida que nadie por mis limitaciones, ni la discapacidad es una cualidad": Totalmente de acuerdo. Ella es partidaria de usar el término persona con discapacidad, que le parece el menos peyorativo de los tres. De hecho, existe ahora un nuevo término que quiere usarse para la aceptación de la diversidad en su más amplio concepto y es persona con diversidad funcional.
Así que Mamá y yo hemos reflexionado sobre este asunto y dado que yo hay muchas cosas que todavía no entiendo porque soy pequeño, Mamá ha querido explicarme:
Forma parte del gen humano y humanoide, jeje. Todo tiene que llamarse de una forma, definirse o etiquetarse según los parámetros establecidos o establecer otros (que casi nunca pasa; somos animales de rutinas creadas). Si hay algo que es diferente a lo común hay que definir. Así que si yo tengo dificultades para moverme con soltura y hablar al mismo nivel que los demás, tengo que estar en la categoría de persona con discapacidad. Decía Miguel de Unamuno que "El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando". Esto se puede aplicar en este caso. Si la gente entiende que yo tengo una dificultad para moverme o para caminar, si se explica y la gente es abierta de mente, será más fácil que la gente entienda que tendrá que relacionarse conmigo de una manera no usual o común en lo que me resulte más difícil. Y si pregunta cuál es la mejor forma, pues yo me sentiré de lo más complacido en explicárselo.
Lo que es curioso es que en este mundo global, en el que todos somos todo, solo nos quedemos en la definición de lo diferente. Es decir: Es cierto, tengo dificultades en mi movimiento (que básicamente se reduce a que no corro como Usaín Bolot y no puedo hacer salto de vallas como Edwin Moses) y en este momento sólo poseo 20 palabras que me permiten pedir lo que necesito que no está nada mal. No obstante también soy rubio, cabezota, tengo gafas, soy cariñoso, risueño, etc. Pero lo que prima por encima de todo es que soy una persona con discapacidad. Y al igual que yo, siempre definimos al diferente: El homosexual, la gorda, el bajito, el empollón... etc. Eso es algo, según dice Mamá, que parece que se "perfecciona" con la edad. Cuando eres niño, tu visión es mucho más global que cuando eres adulto. Tus ojos sólo ven el niño con el que te diviertes, o el que te trata mal y te tira del pelo, sin diferenciar si tiene problemas de habla, de actitud o es "normotípico". Los niños tienden con más facilidad a interaccionar con los otros sin ver la diferencia. Son pura intuición y emoción. Creo que habría que ponerse más al habla con el niño interior.
A veces no es tan importante la palabra como la forma de decirla.
Me puedes llamar persona con diversidad funcional, pero si lo vas a hacer acompañado de "vaya mierda" por delante o por detrás (tris, tras)... ya te puedo decir que eso me va a ofender y me va a hacer daño. Yo cambiaría lo de " a veces" por "siempre", pero Mamá es más políticamente correcta. Siempre que utilices la palabra de modo peyorativo, siempre, vas a hacer daño. Aunque sea la palabra más bonita del planeta.
Y pongo varios ejemplos:
El otro día iban dos hermanos por la calle y a la pequeña se le cayó su juguete que fue arrollado por el carro que empujaba su madre detrás. El hermano mayor, le dijo: "Eso te pasa por retrasada".
En verano, íbamos a salir de nuestra plaza de coche habilitada para personas con discapacidad, y se nos acercó un hombre para preguntarnos si nos íbamos a ir. Cuando le dijimos sí, pero le indicamos la placa, nos dijo: "Ah, sí, que es plaza para paralíticos".
Y podría poner un millón de ejemplos, y Mamá tiene un montón de amigas madrastronas que darían un millón más. Y no digo ejemplo, porque ello lleva implícito (como buena definición) algo que se propone para que se imita o siga, y no queremos que cosas así se imitan, sigan o repitan. A mi me duele escuchar esto de forma peyorativa, cuando se utiliza para hacer daño. A mi y a mi familia, y más si el tono peyorativo va contra mi dificultad, mi ser diferente, mi esencia en definitiva. Así que desde aquí os pediría que cuidemos el lenguaje. El castellano es una lengua rica. Aprendamos a exprimir la parte divertida y positiva de ella.
Y para concluir, y con esto de romper lanzas y crear entornos diferentes mediante la creatividad, Mamá y yo hemos decidido que en vez de cualquiera de las tres opciones anteriores para definir UNA de mis características que forman parte de TODO lo que soy, nos vamos a inventar una definición:
NESCAFADIDAD
Que viene de la unión de una reconocida marca de café y discapacidad. ¿Y por qué esta fusión tan rara, diréis? Pues porque el lema de esa reconocida marca de café hace años, era : SIN PRISA PERO SIN PAUSA. Y así soy yo. El hombre con Nescafadidad, que va consiguiendo un montón de cosas a un ritmo diferente pero seguro. Lo cual no me quita de seguir siendo rubio, cabezota, risueño, cariñoso y etc.....
Ahí estamos, cogiendo el ritmo |
Un gran aplauso para este post! Te admiro muchísimo asun, eres una gran luchadora, como Pablo. Cuanta razón tienes al manifestar la importancia de como definimos esta realidad que nosotros vivimos día a día y sobretodo el daño que puede hacer usar la terminología en sentido peyorativo.Gracias por este post, espero que no dejes de escribir, encontrar tu blog, a ti, vuestra historia, fue ver una pequeña luz al final del túnel. Ya no estábamos solos, ya no éramos los únicos...y sobretodo me ha aportado mucho esa energía q nos transmites, nos haces ver que el camino no será fácil, pero valdrá la pena recorrerlo.gracias asun
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